Una nueva investigación explora el potencial de la empagliflozina y sacubitril/valsartan como tratamiento precoz tras un infarto de miocardio
Investigadores del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) han llevado a cabo un estudio preclínico para analizar los efectos de la empagliflozina, sola o en combinación con sacubitril/valsartan, en la fase inicial tras un infarto de miocardio. La combinación de ambos fármacos ha mostrado resultados prometedores.
El infarto de miocardio, conocido comúnmente como ataque al corazón, sigue siendo una de las principales causas de enfermedad y muerte en todo el mundo. Cuando ocurre, una parte del músculo cardíaco se queda sin oxígeno debido a una arteria bloqueada. Esta falta de oxígeno daña el tejido cardíaco y desencadena una respuesta inflamatoria para eliminar las células muertas e iniciar el proceso de curación.
Como parte de esta respuesta, se forma una cicatriz rica en colágeno. Aunque esta cicatriz es esencial para mantener unido el corazón, no puede contraerse como lo hace el músculo cardíaco sano. Con el tiempo, este tejido cicatricial no contráctil puede reducir la eficiencia con la que el corazón bombea sangre, modificar de forma perjudicial la forma y el tamaño del ventrículo izquierdo, y aumentar el riesgo de arritmias ventriculares malignas (problemas graves del ritmo cardíaco). Estos efectos pueden conducir al desarrollo de una insuficiencia cardíaca.
Nuevos tratamientos que ofrecen esperanza para la recuperación del corazón
En los últimos años, nuevos fármacos como sacubitril/valsartan y la empagliflozina han mejorado notablemente el pronóstico de pacientes con insuficiencia cardíaca crónica. Sacubitril/valsartan combina dos tipos de fármacos que actúan conjuntamente para favorecer el funcionamiento del corazón, regulando hormonas implicadas en la presión arterial y el equilibrio de líquidos, y ayudando al organismo a conservar sustancias naturales que relajan los vasos sanguíneos y reducen el estrés cardíaco. Esto contribuye a disminuir la inflamación, mejorar la forma y función del ventrículo izquierdo y reducir la fibrosis miocárdica. Por su parte, la empagliflozina, desarrollada inicialmente para tratar la diabetes tipo 2, también ha demostrado tener efectos protectores para el corazón. Reduce la inflamación y el estrés oxidativo, aumenta la disponibilidad de moléculas beneficiosas como el óxido nítrico, optimiza el uso de energía del corazón y favorece cambios positivos en el ventrículo izquierdo.
Aunque estos tratamientos ya han demostrado beneficios en la insuficiencia cardíaca crónica, su potencial en la fase aguda inmediatamente posterior a un infarto aún no se ha estudiado lo suficiente. Para cubrir este vacío, investigadores del grupo de investigación en Insuficiencia Cardíaca y Regeneración Cardíaca (ICREC) del IGTP, junto con el Instituto del Corazón (iCor) del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol (HUGTiP), han realizado un estudio preclínico con un modelo porcino de infarto de miocardio. Han evaluado cómo la empagliflozina, sola o combinada con sacubitril/valsartan, podría ayudar al corazón en las primeras fases tras un infarto.
Explorando el tratamiento precoz tras un infarto
El estudio, publicado recientemente en el Journal of the American Heart Association (JAHA), analiza los efectos de estas intervenciones tras un ataque cardíaco, examinando la inflamación, el estrés oxidativo, el metabolismo, la composición de la cicatriz, la función cardíaca y el riesgo arrítmico.
Cuando se administró empagliflozina sola, se observaron fuertes efectos antiinflamatorios, como una reducción del número de células inflamatorias en sangre poco después del infarto. También ayudó a aumentar la disponibilidad de óxido nítrico y modificó favorablemente la composición de la cicatriz miocárdica. Sin embargo, el tratamiento con empagliflozina sola no comportó mejoras claras en la función cardíaca global ni en la reducción del riesgo de arritmias ventriculares.
En cambio, la combinación de empagliflozina con sacubitril/valsartan ofreció resultados más prometedores: redujo la acumulación de colágeno en el tejido cicatricial, disminuyó el remodelado del ventrículo izquierdo y redujo el sustrato arrítmico, como se evidenció por una menor probabilidad de desencadenar taquicardia ventricular durante las pruebas.
Próximos pasos hacia la aplicación clínica
"Estos resultados validan las propiedades antiinflamatorias y el efecto potenciador del óxido nítrico de la empagliflozina en el contexto del infarto de miocardio, y ponen de relieve los posibles beneficios adicionales de combinarla con sacubitril/valsartan para mitigar el remodelado estructural y electrofisiológico adverso", afirman el Dr. Felipe Bisbal y la Dra. Carolina Gálvez-Montón, investigadores principales del estudio.
El estudio forma parte de la tesis doctoral de Daina Martínez, quien ha defendido recientemente su investigación doctoral en el IGTP. "Este proyecto nos ha permitido comprender mejor los mecanismos iniciales de la reparación cardíaca y cómo la combinación de tratamientos podría mejorar la recuperación tras un infarto", explica.
Los autores subrayan la necesidad de futuros ensayos clínicos para confirmar estos resultados preclínicos en pacientes y establecer el momento, la dosis y la estrategia de combinación óptimos para la intervención farmacológica tras un infarto de miocardio.
Referencia
Martínez-Falguera D, Aranyó J, Ferrer-Curriu G, Teis A, Revuelta-Lopez E, Diaz-Güemes I, Monguió-Tortajada M, Fadeuilhe E, Rodríguez-Leor O, Poblador F, Montejo B, Roura S, Villuendas R, Sarrias A, Bazan V, Jorge E, Delgado V, Jimenez-Trinidad FR, Rigol M, Martinez-Micaelo N, Amigó N, Bayes-Genis A, Bisbal F, Gálvez-Montón C. Initiating Empagliflozin and Sacubitril/Valsartan Early After Acute Myocardial Infarction: Mechanistic Study. J Am Heart Assoc. 2025 May 26:e040214. DOI: 10.1161/JAHA.124.040214.