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Plasmodium vivax, un parásito de la malaria resistente a la eliminación

- Investigación

¿Por qué resulta tan difícil eliminar el parásito de la malaria Plasmodium vivax, el "olvidado"? Presentamos datos científicos recientes.

[Este texto lo han escrito Carmen Fernández Becerra, Associate Research Professor en ISGlobal, y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) y Hernando del Portillo, ICREA Research Professor]  

Imagínese un mundo sin malaria, una enfermedad humana que causa millones de casos clínicos al año, más de medio millón de muertes, sobre todo en niños y niñas menores de cinco años, y 2.300 millones de personas en situación de riesgo. Durante siglos, este objetivo se ha concentrado en eliminar el Plasmodium falciparum, la especie de malaria más mortífera, presente sobre todo en el África subsahariana. Sin embargo, fuera de este continente, otra especie, Plasmodium vivax, es la más ampliamente distribuida. En este escrito, en el Día Mundial del Paludismo, destacamos datos científicos recientes que indican las dificultades para eliminar este parásito desatendido.

El bazo, un nicho donde se esconden los parásitos de la malaria

El bazo es un órgano intrigante desde la Antigüedad, el único de nuestro cuerpo que filtra nuestra sangre eliminando los glóbulos rojos viejos, deficientes e infectados por la malaria. En el caso concreto de la malaria, durante siglos se ha considerado que la única función del bazo era destruir los parásitos. Sin embargo, esta función única se ha cuestionado recientemente al observarse una gran biomasa de parásitos intactos en este órgano.

Hace algunos años, nuestro grupo describió las primeras evidencias claras de la presencia de una enorme biomasa de parásitos en el bazo humano. Tras caerse de un árbol en la selva amazónica brasileña, un joven de 19 años experimentó un intenso dolor abdominal y fue trasladado a un hospital de Manaos, donde se le tuvo que extirpar quirúrgicamente el bazo. Inesperadamente, un día después de la extirpación del órgano, una prueba diagnóstica realizada en su sangre reveló que, en el momento en que jugaba en el árbol, tenía una infección de malaria. Basándose en esta observación, se examinó el bazo extirpado para detectar la presencia de parásitos y sorprendentemente se descubrió que estaba masivamente infectado por parásitos de la malaria. Este primer caso clínico de una persona aparentemente sana indicaba que el bazo podía representar un nicho donde los parásitos de la malaria podían esconderse durante las infecciones crónicas asintomáticas. Durante los años posteriores a la notificación de este primer caso clínico, se recogieron y examinaron bazos de portadores crónicos asintomáticos de Timika (Papúa, Indonesia) que habían sufrido roturas de bazo y esplenectomías. Sorprendentemente, en 21 de los 22 bazos se detectaron parásitos de la malaria. Estos resultados indican claramente que los parásitos también se esconden en este órgano durante las infecciones crónicas asintomáticas.

Además del bazo, otros estudios han demostrado de forma inequívoca que P. vivax también puede crear nichos crípticos en la médula ósea. Resulta interesante observar que los gametocitos, el estadio del parásito que se transmite al mosquito, se observan fácilmente en este tejido, lo que indica una liberación submicroscópica constante de gametocitos que perpetúan las infecciones causadas por esta especie.

La malaria Plasmodium vivax y sus características biológicas únicas

El ciclo vital de los parásitos de la malaria es muy complejo. Mientras se alimentan de nuestra sangre, los mosquitos hembra del género Anopheles infectados de malaria inyectan esporozoitos en el torrente sanguíneo, iniciando el ciclo preeritrocítico al entrar en los hepatocitos. Dentro del hígado, los esporozoitos se diferencian y multiplican produciendo esquizontes tisulares que se liberan al torrente sanguíneo, iniciando el ciclo eritrocítico. Algunos parásitos se diferencian en gametocitos, lo que permite la transmisión continua. Los gametocitos circulantes inician el ciclo sexual en los mosquitos, que culmina con la invasión por esporozoitos de las glándulas salivales, completando así el complejo ciclo vital a través de hospedadores y tipos celulares.

Además de estos rasgos comunes, el ciclo vital de P. vivax presenta características biológicas únicas que merece la pena destacar, ya que hacen de este parásito la especie más resistente a la eliminación de la malaria.

  1. En el hígado, vivax puede diferenciarse en una fase latente, denominada hipnozoito, que puede permanecer latente durante días, meses o incluso años y que, al reactivarse, provoca recaídas clínicas.
  2. En la sangre, los merozoitos de vivax invaden predominantemente, si no exclusivamente, los reticulocitos. Esto ha dificultado el desarrollo de un cultivo in vitro continuo, lo que hace muy difícil trabajar con esta especie, ya que los parásitos sólo se obtienen de pacientes humanos o infecciones experimentales en modelos animales en cantidades muy bajas.
  3. Los gametocitos circulantes aparecen en la sangre periférica antes de que aparezcan los síntomas clínicos, por lo que se transmiten a los mosquitos antes de que los pacientes busquen asistencia sanitaria para recibir tratamiento antipalúdico.
  4. Por último, pero no menos importante, las infecciones eritrocíticas crípticas en el bazo y la médula ósea, directamente por invasión de merozoitos o a través de glóbulos rojos infectados, se encuentran en estos tejidos durante infecciones crónicas asintomáticas. Dado que más del 98% de la biomasa total de parásitos está presente en estos tejidos eritroides y pueden transmitir la enfermedad a los mosquitos, esto representa otro reto importante para la eliminación de la malaria.

Comprender y atacar estos reservorios crípticos es fundamental para alcanzar los objetivos de eliminación de la malaria, ya que los parásitos que residen en estos nichos parecen evadir tanto las respuestas inmunitarias como los tratamientos antipalúdicos convencionales. Nuestras últimas investigaciones indican que los reticulocitos infectados secretan vesículas extracelulares, nanoesferas que contienen moléculas de parásitos que facilitan la formación de nichos intraesplénicos al mediar en la comunicación intercelular. Además, la identificación de la carga de las vesículas extracelulares durante las infecciones experimentales por hipnozoitos podría descubrir biomarcadores de estas etapas. Intensificar los esfuerzos de investigación en este campo es esencial para desarrollar estrategias novedosas de lucha contra la malaria y, en última instancia, lograr su eliminación.