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Identifican hasta seis grupos de población más susceptibles de impacto en la pandemia

- Investigación

Investigadores del grupo de Tuberculosis Experimental (UTE) en el IGTP, liderado por la Dra. Cristina Vilaplana, presentan a la sociedad los resultados del proyecto COM-COVID, una encuesta a la ciudadanía para reconocer los efectos de la epidemia para la sociedad. El proyecto COM-COVID es una iniciativa del consorcio SMA-TB, liderado por el grupo UTE en el IGTP, y han colaborado el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu y la Fundación Lucha contra el Sida. En el estudio también han colaborado desde el IGTP la Dra. Maria Rosa Sarrias, jefe del grupo de investigación de Inmunidad Innata, y la Dra. Carolina Armengol, jefe del grupo de investigación c-LOG. Los resultados se han enviado en un informe por correo electrónico a todos los participantes de la encuesta que lo solicitaron, y también se pueden consultar en el artículo que se encuentra en medRxiv.

La encuesta, registrada como estudio transversal, se distribuyó en cinco idiomas utilizando una estrategia de bola de nieve con distribución por redes sociales y servicios de mensajería instantánea. "Queríamos llegar al máximo de gente posible, por ello escogimos esta estrategia", explica la Dra. Cristina Vilaplana, que ha liderado el estudio.

Después de estudiar 56.656 encuestas completadas, los investigadores han podido confirmar los resultados apuntados por ortos estudios más pequeños, y grupos seleccionados (mayores, jóvenes, colectivos profesionales, etc.) e identificar hasta seis poblaciones susceptibles de poderse beneficiar de una intervención: mujeres; menores de 42 años; personas que cuidan de terceros, incluyendo hijos a su cargo; personas en situación de precariedad socioeconómica; trabajadores esenciales o en trabajos no especializados; enfermos de COVID-19; y el personal sanitario, especialmente los que trabajan con enfermos de COVD-19. En cambio, según se deriva de las encuestas, los que lo han gestionado mejor son los mayores de 61 años, personas casadas o viudas, aquellas que se encontraban bien (en el momento de responder la encuesta) y, en general, ha afectado menos a personas con doctorado, estudios superiores y trabajos calificados.

"Los datos obtenidos podrían ayudar para diseñar e implementar activamente medidas adaptadas a nuestro entorno, no solo en el ámbito sanitario, sino también aplicándolas a los colectivos que hemos identificado. Hoy en día se ha hecho un gran esfuerzo para generar recursos y ahora se deberín aplicar de forma activa", apunta Vilaplana. Añade que "los resultados obtenidos podrían ayudar a los planificadores sanitarios y diseñadores de políticas públicas a ajustar las disposiciones de contención frente a futuros brotes u otras situaciones especialmente difíciles para la sociedad, de forma que puedan adaptarse a las necesidades reales de la gente".

El equipo liderado por la Dra. Vilaplana se dedica principalmente en el estudio de la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta habitualmente al aparato respiratorio. Hace cuatro años que comenzó una línea de investigación centrada en medir la calidad de vida de la gente en el contexto de las enfermedades infecciosas, para estudiar las personas enfermas desde un punto de vista más holístico y humano. El grupo ya ha publicado distintos estudios en este ámbito y "en el contexto de la primera ola de covid-19 quisimos aplicar nuestro conocimiento y experiencia para encontrar respuestas al impacto que esta epidemia está teniendo sobre las personas", concluye Vilaplana.